El consumo responsable nos ayudará a salvar el planeta

El consumo responsable es un concepto defendido por organizaciones ecológicas, sociales y políticas. Considera que es necesario un cambio en los hábitos de consumo, los cuales deberían ajustarse a las necesidades reales de las personas, y elegir las opciones que están vinculadas con el cuidado del medio ambiente y la igualdad social. El consumo responsable tiene en cuenta algunos de los siguientes aspectos:

Considera el impacto ambiental de los productos que compramos y valora los procesos de producción, transporte, distribución, consumo y residuos que deja el producto.
Determina la huella ecológica que ciertos estilos de vida y el consumismo producen.
Identifica qué empresas, qué productos y qué servicios son respetuosos con el ambiente y los derechos humanos.
Asegura la calidad de lo comprado.
Plantea qué tipo de comercio se pretende privilegiar.

El consumo responsable y el consumidor responsable

Obviamente, un consumo responsable requiere de un agente que lo lleve a la práctica. Ese actor es el consumidor responsable, quien a partir de su accionar se convierte en un instrumento de presión en el mercado y en una gran contribución para el desarrollo sostenible. Un consumidor responsable se caracteriza porque:

Es una persona informada y consciente de sus hábitos de consumo.
Conoce y exige sus derechos como consumidor.
Busca la opción de consumo que tenga menor impacto sobre el medio ambiente y un efecto social positivo.
Su modo de actuar es diario y a partir de pequeñas decisiones.
Busca alternativas de alimentación saludable que respeten los tres pilares de la sostenibilidad –el económico, el social y el ambiental-, por ejemplo, las huertas caseras.

Pero para convertirse en un consumidor consciente y responsable, se necesita un cambio de actitud; un cambio en la forma de pensar que implica mucho más que la mera elección de un alimento.

Las claves para comenzar con un consumo responsable

Pensemos solamente en los siguientes datos:

Entre el 10 % y el 40 % de la producción de alimentos se pierde sin ser consumida (Food and Agriculture Organization of the United Nations).
Según la ONU, cada año el mar recibe 6,4 millones de toneladas de basura (Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas).
Desde 1996 hasta el año 2003, la basura urbana ha crecido un 40 % (Greenpeace, 2006).

Se podría continuar brindando mucha más información al respecto; no obstante, estos pocos datos alcanzan para tener una idea de la dimensión del problema en términos ambientales y sociales.

¿Cómo pasar de consumidor tradicional a consumidor responsable?

Para dejar de lado el comportamiento habitual como consumidor masivo y convertirlo en consumo responsable, hay que comenzar por hacerse a uno mismo una serie de preguntas:

¿Es necesaria la compra?
¿Con qué está fabricado el producto? ¿Genera impacto ambiental o inequidad social?
Su utilización, ¿afectará el entorno social y el ambiental?
¿Cuántos residuos o basura generan?
¿Qué se está comprando, el envase o el contenido?
¿Por qué no reemplazo las bolsas plásticas llevando mis propias bolsas de papel o tela?
¿Se están priorizando los envases reciclables?
¿Se están eligiendo productos desechables fabricados con materiales compostables?

Hay muchas otras para hacer antes de realizar una compra; sin embargo, con estas alcanza para iniciar el camino hacia un consumo responsable.

Consumo responsable vs. consumo como estilo de vida

Hoy en día disponemos de indicadores que nos permiten calcular el uso y la degradación de los recursos naturales en relación con el consumo humano:

Uno de ellos es la huella ecológica. Según Living Planet y Redefining Progress, hoy estamos produciendo un 25 % por encima de la biocapacidad.
El otro son las mochilas ecológicas, que representan una parte de los daños a los ecosistemas como resultado de nuestras formas de consumir y producir.

Sin lugar a dudas, la situación de nuestro planeta requiere acciones concretas en busca de revertir la situación en la que lo hemos puesto. El consumo responsable se presenta como una alternativa posible que además nos proporciona una alimentación y un estilo de vida más saludables.